La respiración es algo mecánico que en muchas ocasiones pasa de forma inadvertida, incluso en situaciones de una mala calidad del aire, pero que resulta absolutamente imprescindible para realizar todas nuestras funciones vitales, por lo que si nos falta el aire no podemos sobrevivir, pero sin un aire puro o de calidad, también enfermamos.
Se estima que en la actualidad sólo una de cada diez personas en el mundo respira un aire puro, mientras que el resto están sometidos a un agente invisible que acaba de forma silenciosa con la vida de muchas personas anualmente.
Dada la importancia de mantener una calidad del aire, que actualmente cada vez resulta más difícil de obtener en grandes ciudades y núcleos industriales, la OMS desde hace algún tiempo lanza campañas con el lema “Respira vida”, para concienciar tanto a la población de las ciudades, como a los responsables de empresas e industrias de la necesidad de reducir los vertidos contaminantes generados tanto a nivel de hogares y de forma individual como dentro del sistema productivo.
¿Qué obtenemos del aire diario?
Según algunos estudios realizados, el aire que se respira en todo tipo de espacios cerrados está muchos más contaminado que el exterior, y dista mucho de ser aire limpio, afectando directamente a nuestra salud de forma muy constante ya que habitualmente pasamos la mayor parte de nuestra vida en espacios cerrados.
La tecnología actual permite disponer de equipos que permiten limpiar el aire en espacios cerrados, librándonos de ácaros, virus, bacterias y partículas minerales nocivas que se encuentran suspendidas en el aire, y que introducimos al respirar en nuestro organismo a través de las vías respiratorias.
Pero para entender porque hay que cuidar la calidad del aire que respiramos, vamos a ver por qué es tan importante disponer de un aire limpio de forma constante:
En la respiración tomamos aire con oxígeno que llega a los pulmones desde dónde éste se desplaza transportado por los glóbulos rojos de la sangre a todas las células de nuestro cuerpo, y de allí estos mismos glóbulos rojos actúan de vehículo transportando el dióxido de carbono a los pulmones desde donde por medio de la expiración se expulsan al exterior.
El aire que respiramos para que sea aire limpio debe de estar compuesto principalmente por un alto porcentaje de nitrógeno, sobre un 78%, más un 21% de oxígeno, más un 1% en el que se encuentran gases como el argón, más otros gases como helio, hidrógeno y vapor de agua.
- El aire puro ayuda a rebajar tensión y estrés, al realizar una respiración más tranquila y profunda, generando una sensación de bienestar general.
- Respirando aire puro al menos media hora diaria se consiguen reducir los trastornos cardíacos y los cuadros depresivos.
- El aire limpio genera una sensación de revitalización devolviéndonos la energía física y la claridad mental, al reducirse los niveles de CO2 en la sangre.
- La respiración de aire puro ayuda a estimular nuestro sistema inmunológico, reduciendo la posibilidad de padecer trastornos alérgicos, afecciones respiratorias y asma.
- Al respirar aire limpio se consigue eliminar un gran número de toxinas acumuladas, y células muertas, diariamente en nuestro organismo.
- El aire puro reequilibra las funciones vitales de todos nuestros órganos vitales, ayudando a la recuperación más rápida de las enfermedades gracias a la oxigenación celular, a la vez que evita muchos contagios producidos al respirar en ambientes cerrados contaminados con virus.
- El aire limpio ayuda a la regeneración celular favoreciendo la producción de mecanismos antioxidantes, como el colágeno y la elastina entre otros, y retrasando el envejecimiento celular, y el deterioro de nuestro aspecto estético.