Hay una serie de acciones que todos podemos realizar con el propósito de la ventilación natural para mejor la calidad del aire en interiores. Hablamos, por ejemplo, de:
- Dedicar una mañana o tarde a la semana a limpiar el polvo en profundidad.
- Lavar la ropa de cama y los cojines cada 7 o 10 días para evitar la acumulación de ácaros.
- No fumar dentro de casa.
- Limpiar los filtros del sistema de aire acondicionado y calefacción antes del comienzo de cada temporada.
- Usar siempre el extractor de la cocina a la hora de preparar la comida.
- Medir el grado de humedad relativa y utilizar humidificadores y deshumidificadores, según el caso.
Por lo general, estas prácticas las llevamos a cabo con mayor o menor frecuencia. Suele depender, principalmente, de la cantidad de personas que habitan el espacio y del uso que se haga de él.
Sin embargo, aunque todas estas son tareas imprescindibles para mejorar la calidad del aire, acaba siendo necesario ventilar el espacio para extraer el aire del interior y sustituirlo por aire nuevo procedente del exterior. En la mayoría de los casos, es suficiente con abrir las ventanas durante una hora para que la renovación sea total.