En la actualidad, las viviendas modernas contemplan en su construcción alta estanqueidad y un buen aislamiento térmico, por lo que la ventilación es más necesaria que nunca.
Pero la renovación del aire ha sido siempre una necesidad muy importante en interiores, ya que incluso el monóxido de carbono que producimos las personas al respirar puede ser un gas nocivo en los ambientes.
Pero más allá de nuestra respiración o nuestra actividad física en casa -como puede ser la transpiración-, las soluciones de climatización producen contaminación igualmente.
En verano, por ejemplo, el aire acondicionado de muchos hogares no está lo suficientemente limpio y puede contaminar unas estancias en las que además se cierran las ventanas.
Si no se realiza la necesaria renovación del aire es posible que se produzca aire viciado en el hogar y condensaciones por vapor de agua en el ambiente.
Pueden proliferar los hongos y las bacterias, por lo que las enfermedades serán fáciles de contraer e incluso las alergias.
Algunos de los principales problemas por una mala renovación del aire están relacionados con los procesos alérgicos y también con el asma, además de todo tipo de complicaciones respiratorias.
Es por ello que una correcta ventilación en interiores es imprescindible para mejorar la salud de los habitantes en casa.
En verano, el uso del aire acondicionado puede aliviar las altas temperaturas, pero no mejora la salubridad en interiores, ya que el aire no se renueva.
En el supuesto de que no se cuente con sistemas de ventilación mecánicos, al cocinar y limpiar es importante abrir las ventanas.
Y al menos realizar una renovación del aire natural, que no permita que las bacterias ni el aire viciado se instalen en nuestras viviendas.