En esos días muy calurosos encendemos el aire acondicionado y muy pronto sentimos una gran sensación de bienestar.
Aunque no es igual de rápido en calentar estancias, la misma unidad puede también hacernos sentir mejor en invierno mediante la impulsión de aire cálido.
Pero al poco tiempo podemos empezar a notar los efectos de disconfort térmico que se producen por culpa del aire acondicionado.
Algunos de ellos son los siguientes:
- Deshidratación. ¿Tienes mucha sed al usar el aire acondicionado o notas la piel reseca? Eso es porque el uso de este tipo de climatización tradicional nos deshidrata al aspirar demasiada humedad en las estancias. Suele ocurrir más frecuentemente con las temperaturas seleccionadas muy a la baja.
- Dolores de cabeza. Si padeces migrañas en casa o malestar al cabo de un buen rato usando el aire acondicionado, ya conoces la causa. La mala renovación del aire al usar los equipos de aire acondicionado puede hacer que nos encontremos mal sin saber el por qué.
- Problemas respiratorios. Un estudio reciente afirma que el 28% de los edificios con aire acondicionado hacen que sus habitantes sufran de rinitis, mientras que en esos hogares en los que se prescinde de este tipo de climatización solo hay casos de rinitis en un 5%. La garganta, la nariz e incluso los ojos son susceptibles de subir en lugares con aire acondicionado.
- Piel reseca. Eso ocurre también por la deshidratación.
- Malos olores. Al no tener una buena renovación del aire sufrimos problemas de mal olor.
No se trata de criticar el uso de los aparatos de aire acondicionado ni decir que solo tiene efectos negativos.
Lo que ocurre es que, para lograr un buen uso de este tipo de sistemas, lo mejor es combinarlo con soluciones de ventilación mecánica, que garantizarán una buena renovación del aire y tendrán en cuenta la humedad en el ambiente de manera automática.