Los contaminantes presentes en el aire del interior de un edificio pueden ser de varios tipos. Los contaminantes biológicos son uno de estos tipos y están conformados por los microorganismos. Cuando estos microorganismos pueden producir daños en el ser humano, hablamos de agentes patógenos.
Los agentes patógenos pueden estar presentes en el aire del interior de un edificio si se dan las condiciones para que se produzcan aerosoles biológicos, partículas suspendidas en el aire que pueden estar contaminadas por microorganismos. Si el ser humano respira estos aerosoles puede sufrir daños causados por estos agentes patógenos.
Para explicar la existencia de aerosoles biológicos, debemos tener en cuenta tres conceptos habituales cuando se hace referencia a la calidad de aire interior:
- Reservorio. Medio que cumple con las condiciones idóneas para la supervivencia de un microorganismo.
- Multiplicador. Medio que favorece la reproducción del microorganismo.
- Diseminador. Medio que actúa como introductor del microorganismo y sus metabolitos en el aire.
Tipos de agentes patógenos más comunes
- Bacterias
- Hongos
- Protozoos
- Virus
En todos los casos la ventilación juega un papel primordial para controlar y reducir estos riesgos de infección. Los sistemas de ventilación permiten controlar y mantener en niveles adecuados las concentraciones de ácaros del polvo y las partículas debidas a animales domésticos, mediante la introducción de aire fresco exterior. En lo concerniente a mohos estos aparecen por excesiva humedad, siendo la causa fundamental una deficiente ventilación en el edificio, especialmente en las zonas húmedas, como baños o cocinas.
Además los sistemas de ventilación permiten incorporar equipos de filtrado que reducen la entrada de estos elementos en el interior del edificio, mejorando la calidad del aire interior.
Es importante remarcar que para poder contar con estos dispositivos debemos usar instalaciones de doble flujo, en las que la entrada y la salida de aire se produce en conductos. Estos sistemas permiten además instalar recuperadores de calor o de energía, estando habitualmente integrados en este dispositivo los elementos de filtrado y el recuperador de energía. Los sistemas de doble flujo son la mejor solución desde un punto de vista de salubridad, coste y confort, permitiendo reducir y controlar la presencia de patógenos en el interior de los edificios.