El problema de la humedad en paredes es uno de esos quebraderos de cabeza que más se nos pueden complicar en el hogar. Porque los efectos de la humedad en el hogar son visibles, pero a veces difíciles de solventar. Reconocer el problema es fácil: malos olores, una calidad del aire deteriorada, el calor se vuelve más notable y hace presencia el moho. Además de fácilmente detectable, suele ser muy desagradable.
Sin embargo, el problema al que nos enfrentamos con las humedades en paredes es que es difícil de saber de dónde procede y qué es lo que ha originado este daño. Con frecuencia, el porqué de los problemas de humedad es difícil de encontrar, a menos que se realicen agujeros u otros métodos que pueden acabar por ser un remedio peor que la enfermedad.
La humedad en paredes puede aparecer por situaciones tan comunes como que la lluvia logre filtrarse o que se absorba desde el suelo. Otra causa es la condensación y también puede hacer acto de presencia debido a fugas en las tuberías. No tener ventilación en el techo puede ser otro problema. Y por ello es importante detectar primero el origen de esa humedad antes de empezar a actuar sobre ella.
La muestra inequívoca de que existe un problema es que las paredes no engañan y se ven deterioradas por culpa de los efectos de las humedades. Si ves daños en la pintura o en los acabados de tus paredes, trata de detectar el problema y actúa en consecuencia.