La ventilación es el método de evacuación de calor más económico, tanto en implantación como en posterior consumo energético, para grandes volúmenes de aire.
Debido al movimiento constante del aire, la temperatura interior tenderá a igualarse con la temperatura exterior estando en todo momento un par de grados por encima en el plano de trabajo, por lo que es importante recalcar que no se obtendrá, en ningún caso, una temperatura en el interior del recinto menor que la que haya en el exterior, ya que no se pretende climatizar la nave. Aun así, la sensación térmica mejorará enormemente por varias razones:
- porque la temperatura en el interior de las naves disminuirá respecto a la que se tendría sin ventilación;
- porque el aire interior resultante será limpio, ya que se está renovando constantemente;
- porque no se acumulará calor en las cubiertas, y éstas no radiarán calor hacia el suelo;
- porque se generará un movimiento del aire en el interior de las naves lo que provoca el denominado “efecto abanico”: el mismo aire, en idénticas condiciones de temperatura y humedad, da mayor sensación de frescor si está en movimiento.
Existen varios tipos de sistemas de ventilación, la natural, la mixta y la mecánica integral. Cada una de ellas tiene una serie de ventajas e inconvenientes respecto a las otras.
Ventilación natural
Este sistema está basado en la flotabilidad del aire, provocado por la diferencia de densidades que resulta del aumento de temperatura progresivo del mismo, al circular por un edificio que está absorbiendo cargas térmicas. Como resultado, se produce el escape del aire más caliente de la sala por el punto más alto, generando una entrada de aire fresco por depresión desde el exterior en el plano más inferior del edificio.
Los sistemas de ventilación natural tienen diversas ventajas respecto a los de ventilación forzada:
- Sistema silencioso.
- No consume energía eléctrica.
- Caudal de aire autorregulable (en función de las cargas térmicas).
- Posibilidad de enfriamiento nocturno.
Ventilación mixta
Este sistema de ventilación consta de una entrada o salida de aire forzada, y una salida o entrada de aire natural.
En el caso de que la entrada sea forzada, el sistema queda en sobrepresión, por lo que se asegura que no se tendrán entradas de aire descontroladas en el edificio, siendo el sistema seleccionado en los casos en que es necesaria la filtración de este aire.
En el caso de que la salida sea forzada, el sistema queda en depresión, por lo que se asegura que no habrá escapes de aire desde nuestra sala hacia otros espacios adyacentes, muy importante cuando no se puede evacuar este posible aire viciado hacia otros espacios, pero puede conllevar arrastre de polvo.
Esta propuesta presenta una ventaja importante respecto a la ventilación natural:
- Se asegura un índice de renovación ambiental constante, independiente del gradiente térmico existente en cada momento.
Por otro lado, también existen unos eventuales inconvenientes respecto a la ventilación natural:
- Consumo eléctrico y un mayor nivel acústico.
Ventilación mecánica integral
Este sistema de ventilación está basado en la utilización de ventiladores mecánicos tanto para la entrada como para la salida del aire.
Se le pueden aplicar las mismas ventajas que en los casos de ventilación mixta, añadiendo que existe la posibilidad de crear un nivel de presurización específico en el recinto; y en cuanto a los inconvenientes existirá un mayor consumo eléctrico y un mayor nivel acústico que en los sistemas mixtos.