Si analizamos los beneficios y los pormenores de la ventilación eólica vemos que son muy similares a los de la energía eólica.
Las bondades principales se centran en el hecho de que es una fuente de energía totalmente renovable y sostenible.
Se trata de una extracción de aire a coste cero.
El problema es que, como ocurre con la energía eólica, no podemos controlar cuándo hace viento.
Si nos encontramos en un clima poco ventoso o estamos en una estación en la que no sopla el viento, el sistema podrá dejar de funcionar al ritmo que debiera.
Igualmente, no puede almacenarse la energía que se genera mientras gira el extractor en momentos de gran viento: solo funciona el extractor eólico cuando el viento hace girar sus hélices.
Otro problema es que no se adapta a las necesidades reales de ventilación de una sala.
Los sistemas de ventilación mecánicos suelen contar con medidores y sensores para, en todo momento, saber las necesidades reales de renovación del aire y adaptarse a ellas.
Así, mediante la ventilación forzada podemos lograr un entorno confortable y que garantice la necesaria salud en el aire que respiramos.
La ventilación mecánica de doble flujo, por ejemplo, garantiza la máxima salud en interiores sin necesidad de abrir las ventanas ni depender del clima exterior.
Es capaz de extraer el aire en su justa medida e impulsar aire filtrado de calidad también en base a las condiciones de cada estancia.
Sin embargo, la ventilación eólica puede ser una buena alternativa en lugares industriales y climas cálidos donde no exista otro mecanismo de renovación del aire.