Los sistemas de ventilación mecánica, y especialmente los de doble flujo, son capaces de mejorar las temperaturas en nuestros hogares sin que suba la factura de la luz.
Sin embargo, ese no es el único avance que hace posible que mejore el confort en casa.
Primero de todo, se produce una renovación del aire que incorpora numerosos beneficios:
- Evitamos que se almacene aire viciado en nuestras estancias, y con ello mitigamos las posibilidades de contraer enfermedades o empeorar la calidad de lo que entra en nuestros pulmones.
- Combatimos la humedad, que es un problema para nuestros edificios pero sobre todo para nuestro organismo.
- No sufrimos más por problemas de cristales empañados. También evitamos que el polvo se instale en nuestros muebles.
- Con los sistemas de ventilación mecánica ya no hemos de preocuparnos nunca más por los mosquitos u otros insectos.
- El aire que entra en casa en un sistema de ventilación mecánico de doble flujo está siempre filtrado. Es por ello que no tiene polución y es siempre de la mejor calidad.
- Nos concentramos mejor y dormimos más profundamente gracias al uso de la ventilación mecánica.
El binomio confort y ventilación es palpable en el sentido de que los sistemas de doble flujo son capaces de calcular exactamente cuán necesario es renovar el aire y en qué cantidades.
De esta manera, sin que nos preocupemos, respiraremos siempre aire de óptima calidad.
No tendremos que abrir las ventanas para ventilar, ya que siempre tendremos un aire de calidad con las ventanas cerradas.
En realidad, las ventanas no deberían de abrirse para dejar entrar el aire.
Al ser sistemas automáticos, nos podemos olvidar de todo. También del frío y del calor.
El sistema de bypass que tienen los equipos de doble flujo logran que el aire que entre en una estancia en verano se enfríe y en invierno se caliente.
¿Qué logramos con ello?
Un confort térmico capaz de ofrecernos las mejores sensaciones de comodidad en invierno y verano.
Solo necesitaremos recurrir a sistemas de climatización en casos excepcionales de frío extremo o muchísimo calor.
Y todo ello con un consumo mínimo, similar en muchos casos al de una bombilla y sin los gastos excesivos del aire acondicionado o la calefacción.