Hay varias formas en las que la humedad aparece en una vivienda. Una de las más perjudiciales para la salud es la que se produce por filtraciones de las tuberías o por una ventilación no adecuada, ya que puede causar problemas respiratorios, asma o alergias.
Está claro que no podemos cambiar el grado de humedad en el exterior, pero sí controlar los niveles del interior de nuestro inmueble. En este sentido, el confort en el hogar se logra con porcentajes que oscilan entre el 30 y el 50 %.
Cuando la humedad supera estos valores, algunas de las consecuencias pueden ser las siguientes:
- Sensación de incomodidad.
- Crecimiento de moho y de la condensación en las ventanas.
- Gotas de agua en lugares de mayor condensación.
- Deterioro de las paredes, suelos, techos y mobiliario del hogar.
- Mal olor general, incluyendo la ropa y el interior de los armarios.
Por el contrario, los niveles bajos también pueden crear problemas. Por ejemplo:
- Sequedad en la piel.
- Problemas de sinusitis.
- Aumento de la electricidad estática.
- Deterioro del mobiliario doméstico, sobre todo del que esté fabricado con madera.
- Aparición de grietas en las paredes.