La calidad del aire interior son las condiciones que debe cumplir el flujo de aire para no implicar riesgos en la salud de las personas al ser respirado. Efectivamente, este indicador puede verse afectado por numerosos factores:
- Humedad del local.
- Presencia de microorganismos.
- El nivel de CO2 o los Compuestos Orgánicos Volátiles (COV).
- Partículas en suspensión (polvo, esporas o productos químicos).
- Los gases generados por la propia actividad humana.
- El uso excesivo de algunos productos, como los desinfectantes de limpieza.
- La ausencia de ventilación o deficiencias en el sistema de ventilación.
Está demostrado que una mala calidad del aire interior favorece la transmisión de enfermedades.
Por ello, el aire interior debe ser tratado para garantizar unos estándares de salubridad, siendo la ventilación el factor más relevante para su cumplimiento.
La importancia de la ventilación en espacios interiores para respirar una aire saludable
La ventilación es la base de una óptima calidad del aire interior, y una de las medidas fundamentales para el control de la transmisión de enfermedades.
No obstante, la ventilación natural se torna insuficiente para cumplir las exigencias de salubridad, haciendo necesario el planteamiento de un sistema de ventilación mecánica o solución del tratamiento del aire, como veremos a continuación.