El aire que respiramos no se compone únicamente de aire.
En realidad, hay muchos compuestos invisibles que respiramos a diario.
El aire es una mezcla de gases, principalmente de nitrógeno y oxígeno, que no posee olor ni sabor y que necesitan los seres vivos para vivir. Por eso, la importancia del aire es indiscutible, pues sin él, no existiría vida en la Tierra.
Las moléculas son realmente pequeñas y en muchas ocasiones hay partículas mezcladas con la composición del aire, que mayoritariamente es nitrógeno (78%) y oxígeno (21%).
Tras estos dos grandes componentes aparece el dióxido de carbono, entre un porcentaje residual y un 6%.
El CO2 es necesario para la vida, pero siempre dentro de unos valores mínimos y máximos.
También en el aire se encuentran gases nobles y vapor de agua.
DAÑOS A LA SALUD
En la actualidad, con la cada vez mayor presión del hombre sobre el ambiente, el uso intensivo de los recursos naturales y el creciente nivel de industrialización de los países, es imposible que la atmósfera pueda absorber o purificar las enormes cantidades de contaminantes que se producen.
De esta forma, terminan por aumentar su concentración, tornando más peligroso el aire que se respira y favoreciendo la aparición de enfermedades respiratorias (asma), alergias, diversos tipos de cáncer y afecciones de la piel; ataques de asma, irritación de ojos, nariz y garganta.
A esto, se le deben sumar las partículas de diversos tamaños (que son filtradas por la nariz y los bronquios, aunque las pequeñas penetran a los pulmones, pudiendo allí alojarse); y los factores atmosféricos como vientos y lluvia que influyen en el mayor o menor grado de contaminación que se produce.