Los compuestos orgánicos volátiles y las partículas. Además, claro, de los excesos en vapor de agua.
Los compuestos orgánicos volátiles pueden irritar nuestros ojos y nuestro sistema respiratorio.
Provocan dolores de cabeza y también cansancio, además de un sueño de escasa calidad.
Pueden afectar al sistema inmunológico, a los riñones, al hígado o al cerebro.
Pueden aumentar incluso las posibilidades de que aparezca un cáncer.
Todo ello puede originarse simplemente por no tener cuidado del aire que respiramos en interiores.
Sobre todo si se convierte en aire viciado.
Porque la mayoría de los compuestos orgánicos volátiles se encuentran en interiores y no fuera de nuestros hogares.
Son creados debido sobre todo a los productos de limpieza, que expulsan formaldehído y amoníaco en el aire.
Aunque los propios edificios pueden producir estos contaminantes, debido a las pinturas, los productos que llevan pegamento o el simple deterioro de los materiales de construcción.
De ahí aparece la terminología del edificio enfermo.
Las partículas, por otro lado, suelen aparecer en gran medida de la naturaleza.
El polen es una de las más comunes, pero incluso los seres humanos emitimos partículas.
La mayoría de ellas, sin embargo, son inofensivas y se encuentran en el aire sin problema alguno.
¿Cuándo pueden ser problemáticas?
Al tener un tamaño de 2,5 micrometros o menos, ya que entonces nuestro organismo es incapaz de parar su entrada.
El problema de estas partículas está en los seres humanos y no en la naturaleza, como casi todo lo que tiene que ver con salud y calidad del aire en interiores.
Las más habituales son las que producimos al quemar algo: el aceite del cocinado, la madera o el carbón vegetal son compuestos que, en combustión, pueden emitir muchas partículas de ínfimo tamaño que resulten nocivas.
El humo que sale de los tubos de escape de los coches es muy más peligroso por las micro-partículas que emite, por lo que en los garajes de casa se ha de tener mucho cuidado con esto.
Las partículas pueden proceder del exterior o del interior, sobre todo debido a la actividad de la cocina.
Incluso en el cocinado aparentemente más inofensivo pueden liberarse partículas nocivas, si bien las velas, las estufas, las chimeneas y otros sistemas de combustión pueden generar muchas más.
Por supuesto, el tabaco es otro fuerte emisor de partículas contaminantes.