Un ambiente con altas temperaturas resulta incómodo para el desarrollo de actividades laborales, y en especial cuando el trabajo exige esfuerzo físico, generando con el tiempo que el trabajador disminuya su productividad.
Los síntomas que se pueden detectar luego de largas horas de exposición en ambientes de altas temperaturas son: sed intensa, sequedad en la boca, agotamiento, cansancio y debilidad, falta de concentración, dolor de cabeza, mareos o desmayos, debilidad muscular o calambres, náuseas y vómitos, aumento de la temperatura corporal por encima de los 37.5°C, e incremento de la frecuencia cardíaca.
Cuando se tienen estos síntomas, una forma práctica de reducirlos es reposar en un lugar fresco, sombreado y ventilado, beber mucha agua fría o bebidas con electrolitos.