Las siglas PM (material particulado o materia particulada) hacen referencia a partículas de diferentes tamaños que están suspendidas en la atmósfera, en el aire que respiramos, disminuyendo la calidad de dicho aire y provocando problemas para la salud.
Se denominan partículas PM 2.5 a aquellas partículas cuyo diámetro es igual o inferior a 2.5 micras. Una micra o micrómetro es una unidad de longitud que equivale a una milésima parte de un milímetro, por lo que estas partículas son indetectables para el ojo humano. Este grado de indetectabilidad supone incluso un factor añadido a la importancia que hay que derivar en estas partículas.
Dentro de las PM podemos encontrar las mencionadas PM 2.5 y las PM10. Es importante conocer esta diferenciación porque se puede tender a englobar ambos tipos como si fueran lo mismo y, en realidad, presentan divergencias importantes.
En primer lugar, el tamaño. Las PM 2.5 tienen un diámetro igual o inferior a 2.5 micras mientras que las PM10 tienen un diámetro igual o inferior a los 10 micrómetros.
En segundo lugar y quizá más relevante es el origen y el material por el que están compuestas estas partículas. Las PM10 suelen estar más asociadas a orígenes y componentes naturales mientras que las PM 2.5 provienen más asiduamente de fuentes relacionadas con la actividad humana como con la emisión de gases contaminantes procedentes de vehículos.
Una vez vistas las principales diferencias, haremos hincapié en las partículas PM 2.5 debido a su mayor peligrosidad y a la importancia que supone reducir su presencia para evitar efectos nocivos para la salud.