La ventilación mecánica se produce mediante el funcionamiento de equipos electro-mecánicos que facilitan un flujo constante y regulado de aire en el interior de los locales.
Esta circulación del aire se suele hacer mediante un proceso de admisión mecánica acompañada de un proceso de extracción que puede ser mecánica o equilibrada.
Los sistemas de ventilación mecánica de doble flujo incorporan sistemas de recuperación de calor.
En verano este sistema es capaz de enfriar el aire procedente del exterior para introducirlo en la vivienda a 22ºC, gracias a la extracción del aire contaminado del interior.
Esta transferencia de calor desde un flujo de aire hasta el otro, se produce gracias a que en ningún momento se mezclan los dos flujos de aire procedentes del exterior y del interior de la vivienda.
En invierno el proceso se realiza de manera inversa, de forma que el aire procedente del exterior se introduce a 19ºC.
El intercambiador de calor convierte este sistema de ventilación en el más eficiente ya que además de un notable ahorro energético el sistema garantiza unos niveles de humedad y temperatura adecuados.