Planteamiento general del sistema de aire acondicionado de un laboratorio
Dependiendo del tamaño del laboratorio y de sus líneas de trabajo, es frecuente encontrar distintas zonas o áreas especializadas en diversas actividades: sala de balanzas, de instrumental, zona común, zonas «limpias», almacén, etc.
Es obvio que todas estas áreas específicas no requieren las mismas exigencias. Si además se cuenta con zonas específicamente dedicadas a estufas, baños de agua, ataques en caliente, u otras actividades que requieran fuertes aportes energéticos, el acondicionamiento de semejantes áreas deberá presentar especiales características.
La función del sistema acondicionador es crear un clima interior artificial, modificando los parámetros que, a consecuencia de las condiciones externas y las energéticas del interior, acabarían imponiéndose en el laboratorio.
El sistema de aire acondicionado debe ser capaz de disipar la energía desprendida en las distintas áreas del laboratorio, de generar y mantener un clima adecuado en cada una de ellas, y, finalmente, de compensar con aire
limpio y tratado, todo el volumen de aire retirado por los sistemas extractores.
Siempre desde el punto de vista del acondicionamiento del aire, el laboratorio deberá tener controlados los posibles riesgos químicos y biológicos-, éste presentaría definitivamente las siguientes características:
● Habitualmente, bajo nivel de ocupación de personal.
● Elevado número de equipos generadores de calor.
● Parte de los equipos generan más calor latente que sensible.
● Bajo índice de utilización simultánea de equipos.
● Elevado volumen de aire evacuado por las extracciones.
● Áreas en las que debe limitarse el movimiento de aire.
● Zonas de diferente exigencia.
● Posible existencia de zonas «limpias».
Si se tienen en cuenta estos puntos, y reiterando que el sistema de aire acondicionado del laboratorio debe ser independiente del sistema general del edificio, se concluirá lo siguiente: en la mayor parte de los casos, el adecuado tratamiento de las condiciones termohigrométricas en el laboratorio exigirá la instalación de unidades climatizadoras independientes, al menos en determinadas zonas.
Estas unidades independientes deberán conectarse a termostatos, de modo que puedan entrar en funcionamiento «a demanda», lo cual procurará un ambiente adecuado, a un coste razonable, aun en zonas problemáticas.
Por ello, si el laboratorio seencuentra sectorizado, aunque sea parcialmente, se facilitará considerablemente el tratamiento particularizado de las distintas zonas.
También es útil disponer de unidades independientes para mantener unos mínimos de climatización cuando no se encuentre en funcionamiento el sistema general del laboratorio (por ejemplo, fuera del horario laboral).
Volúmenes de aire
Con respecto al volumen de aire a aportar, es necesario reponer el evacuado por los sistemas de extracción localizada, aunque también, teóricamente, habría que considerar la posible existencia de extractores situados en muros o ventanas.
Ahora bien, ha de comentarse que la instalación de extractores libres no tiene sentido en un laboratorio con
acondicionamiento de aire, puesto que como sistemas de retirada de contaminación son ineficaces, la renovación ambiental debe ser conseguida por el propio sistema acondicionador y su funcionamiento descompensa el acondicionamiento general del laboratorio.
Por lo que respecta a las vitrinas de extracción de gases y cabinas de seguridad biológica, deben asumirse las pérdidas que provocan, pudiendo ser considerables, sobre todo si retiran el 100% del aire directamente del laboratorio, hecho que ocurre con las vitrinas de gases y las de seguridad biológica clases I y III.
Para conseguir un buen funcionamiento del sistema de acondicionamiento de aire, si éste ya ha sido previamente instalado, debe recurrirse a la utilización de vitrinas de gases compensadas, que toman del exterior una
parte importante del aire evacuado.
Por otro lado conviene tener en cuenta que algunas cabinas expulsan al exterior solamente un cierto porcentaje del aire circulado. Así por ejemplo, las cabinas de seguridad biológica clase II reciclan entre un 70% (tipo A) y un 30%
(tipo B) del aire.
Respecto al número de renovaciones hora a conseguir en el laboratorio, algunos autores recomiendan aportes de aire del orden de 25 a 35 m3/hora por persona, o hasta 20 e incluso 30 renovaciones por hora en laboratorios de tipo medio.
En la práctica, sin embargo, cualquier dato está condicionado por aspectos contemplados en puntos anteriores y por las características propias del laboratorio (instrumental y actividad), además de la presencia de los posibles contaminantes que puedan afectar al laboratorio.
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